La Resilencia

Del campo de la psicología y la psiquiatría se transfirió a la pedagogía el concepto de resiliencia, que en esencia es la capacidad de recuperarse, sobreponerse y adaptarse con éxito frente a la adversidad y de desarrollar competencia social, académica y vocacional pese a estar expuesto a acontecimientos adversos, al estrés grave o simplemente a las tensiones inherentes al mundo de hoy.

 

El proceso de adquirir resiliencia es de hecho el proceso de la vida, dado que toda persona requiere superar episodios adversos de estrés, trauma y rupturas en el proceso de vivir, sin quedar marcado de por vida y ser feliz.

 

Y de esta forma resulta coincidente con la Pedagogía al reconocerse que ésta es la ciencia que enseña a vivir bien la vida, aceptando el sufrimiento que conlleva.

El término resiliencia tiene su origen en el latín, resilio que significa volver atrás, volver de un salto, resaltar, rebotar, dicho  término se utiliza en física y expresa la cualidad de los materiales a resistir la presión, doblarse con flexibilidad, recobrar su forma original, no deformarse ante presiones y fuerzas externas y su capacidad de resistencia al choque.

 

Para la educación el término implica lo mismo que en física, una dinámica positiva, una capacidad de volver hacia adelante, sin embargo la resiliencia humana no se limita a resistir, permite la reconstrucción.

 

La resiliencia en educación está concebida como un resorte moral, y se constituye en una cualidad de una persona que no se desanima, que no se deja abatir, que se supera a pesar de la adversidad.

Dicho lo anterior, entendemos que el trabajo de la resilencia en el entorno socioeducativo es la herramienta llave para el desarrollo del bienestar.

 

Dentro de esta propuesta de modelo entendemos que la resilencia es un continuo que refuerza las opciones y oportunidades de las personas mediante la aplicación de sus capacidades y recursos internos para enfrentarse a situaciones de riesgo que pueden poner en peligro a personas, sobre las capacidades personales para afrontar las dificultades, poniendo en juego sus aptitudes.

Así, la resilencia en el proceso de enseñanza-aprendizaje se vuelve un proceso de superación de la adversidad y de responsabilidad social; generando en la tarea pedagógica el diseño de acciones preventivas tanto individuales, grupales e institucionales, donde se busca que la percepción de las personas sea concebida con recursos para desarrollar su propia resilencia y ser un recuro para otro.

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